sensaciones y pensamientos


Escrituras



22.10.13

Despertares

En nuestros brazos



Una música selvática inspira recuerdos que parecen venir de un lugar con espesura mágica y sensaciones de realidad expandida.


Diego Oscar Ramos
(texto e imagen)



       Me despierto en tus brazos, sin recordar cómo es que estuve en medio de ramas, peces y pájaros, antes de amar las caricias de mujer selvática que me regalás para que mire el mundo que se levanta a mi alrededor, festejar que sigo aquí, que puedo levantarme y que elijo estar abrazado a tu cuerpo.

       Cuándo fue que mis ojos se cerraron para bailar con gacelas brillantes no lo recuerdo ahora, que sólo llegan palabras de bronce, para imantar con flores esa mirada tuya, que me dicta sonidos que aprendí a reconocer como propios, justo cuando corrí sin pensamiento. Y escuché un rugido que me habla, desde mucho antes de que pudiera atender sus pedidos de fe, calma e instinto. 

       Todo esto lo hablo ahora, con el blanco de tus ojos, perdidos en el goce de un orgasmo que nos sostiene y nos pone nombres nuevos, para que saltemos por sobre muros que nada tiene para contarnos, ahora que los músculos fuertes nos llevan por camas voladoras. Y las alas del tiempo derriten miedos para que andemos libres, sueltos, poderosos, amantes. Esto que digo, que me es dicho, que siento tatuando memorias futuras en la carne, se vuelve imagen, que destrona reyes antiguos, dueños de un oro que encandilaba las ganas de salir a buscar dioses nuevos, en las palmas de los pies. 

         Somos caminata, lo percibo, en el ruido deseado, de agua que llama al viento, que se levanta por cielos secos, moja las sensaciones de quietud y hace crecer piernas andantes, que no preguntan dónde quedan los puentes. Porque el calor de un huracán cuidadoso trajo brazos que construyen sentidos sólidos y vientres que saben el código de los tambores, cuando piden verdades que crucen con certeza la espesura de esta floresta. La que dibujamos cuando nos amamos con ímpetu vegetal, gestando universos cercanos, con belleza de luz que se transforma en alimento y sabiduría de quietud elegida. 

       Podemos parecer estáticos en esta mirada enlazada, en este abrazo renovado por un despertar repentino, de suavidad inquieta, luego de atravesar espacios dentro de espacios, hablando con pumas violáceos, de ideas que aparecían de sólo moverme. Y me lo contaron todo, lo que los dos queríamos conocer, sobre el día en que las fieras dejaron de comer otros animales, para deslizarse por túneles de silencio que saciaban todo hambre. 

        Ahora que todo te lo cuento en este abrazo humano, puedo cuidarte para que busques secretos del agua, en cascadas eternas que encontrarás, al otro lado de tus ojos, mientras te canto himnos de protección. Y veo cómo llega tu sueño, despacio, hipnótico, entre mis brazos.