sensaciones y pensamientos


Escrituras



5.9.10

Certezas y misterios

Salir a la superficie

Desperezarse, percibir el suelo y dar el salto justo. 



Diego Oscar Ramos



    Siempre hay un lugar, un rincón donde los labios se abren, dejan que el aire guardado salga, para desempañar todas las ventanas cerradas. A veces es la música, es una melodía que entra por las plantas de los pies, para que la sangre empiece a circular con libertad y las sonrisas se muevan de su sitio quieto, para bailar sobre los techos.

    Cuando aparecen las melodías salvadoras, cuando las busco y cuando las encuentro, me trepo a la antena más alta de mis memorias nuevas y lanzo una nota que despierta pájaros desbandados. Espero unos pocos segundos, mientras el sol pinta toques suaves en los párpados cerrados, para que la aparición sea gozosa y nacida de certezas y misterios. Entonces, cuando abro los ojos, los veo pasar por encima de mis deseos, me dejo habitar por su velocidad y su calma, saludo su voluntad de reunión y bajo contento, sabiendo que habrá sabiduría en su búsqueda de comunidad y alegría en su individualidad agradecida de contraste.

   Ahora que estoy a la altura donde el horizonte muestra dónde van los sueños lúcidos, palpo todo lo que siento que define los movimientos que hice desde la primera vez que pude pararme, silencio reclamos de sitios no andados y me desperezo, con ganas. Expulso entonces todo el tóxico que a veces guardamos creyendo que lo sano es aburrido y camino sin pensar, atraído por perfumes que nacen del otro lado del mar, donde el sol se acuesta a dormir, cuando las aves aceptaron el don del vuelo grupal. 

    Siempre hay un lugar, una hora, un movimiento, lleno de una música que nos hace nuevos, que nos desatornilla desde adentro, confundiendo nuestras confusiones y dándonos una gracia andante, que crece y nos manifiesta como somos, antes de cualquier pacto con lo no se mueve, para convertirnos por fin en espejos fieles del ser que ya no pide permisos. Y no quiere mostrarse nada a sí mismo, apenas se come su cascarón, agradece el alimento provisto, percibe su fuerza y sale a la luz, para siempre.






3 comentarios:

Federico Rico dijo...

¡Qué hermoso vuelo, Diego!

Gracias por iluminarnos con tu luz.

Bio-abrazo,

Fede

Zoe Rodríguez dijo...

Tan cierto todo que impresiona...

Diego Oscar Ramos dijo...

Hay palabras que parecen nacer solas, la mente lanza un hilo del que uno tira, hasta que salen a la luz un montón de sentidos.