sensaciones y pensamientos


Escrituras



8.12.09

Bordes y centros

Siempre supimos nadar

Oda por un arte que acompañe los procesos saludables de cambio.


Diego Oscar Ramos



Margen de la palabra, borde de la imagen, sector medio del río. Nadar en contra de la corriente puede ser imagen aceptada, circulante, de la actitud poética. Hoy la siento como una idea del borde, del extremo donde las fronteras en lugar de acercarse, para que las traspasemos en búsqueda de nuestra identidad o de nuestra felicidad, acaban alejándose cada vez más, en la barca de la tosudez, de la rebeldía insana del que pone su propia vida en juego para demostrar algo cuyo contenido parece estar más en la energía empleada en el gesto que en aquello de lo que se ponga en disputa.


Margen de las ideas, bordes de lo artístico, sector medio de la intención poética. Nadar para donde corre el río, no tiene por qué ser metáfora de acción instintiva o dictada por la búsqueda enérgica de la verdadera personalidad o del objeto más preciado del deseo. Estamos llenos de imágenes donde la gloria es un espejo donde se reflejan seres entregados al impulso de la caída, antes que personas que saben con certeza que desean algo que pueden cumplir, porque todo les está dado para hacerlo. Y donde el sufrimiento, se marcha en dirección contraria a los pasos que van dando, indudables, para hacer lo que sienten que deben realizar, porque les da placer, porque aparecen las herramientas para que sus acciones sean impresas con calidad en los mapas vitales, porque pueden interactuar con otros buscadores de la claridad, dándose cuenta de que lo que tienen para intercambiar, lo han guardado hasta ahí sólo para dejarlo ir en busca de su propia transformación. Las cosas tienen paz, cuando no acumulan estatismo, sino cuando saben ser arrojadas con suavidad al medio del río, donde el sentido aparece sin posibilidad de dudas, ni actitudes de empecinamiento alocado, que pueda demostrar un gran temple, pero también un desgaste inútil, como quien sueña terciopelos en un suelo de papel de lija. 


Margen de la imagen, borde de los sonidos, paisaje central de la contemplación pacífica. Lanzo miradas calmas al aire del tiempo blando, inextinguible, imposible de encerrar en cajas de madera o piedra. Miro mis manos y les agradezco las acciones amables y firmes con que construirán el camino que ya me está dado, haciendo castillos reales donde el lujo estará en el saber oír las señales del viento, desatando para siempre las ideas cerrojos de ser marionetas, para adoptar con placer, la fluidez acariciante de quien sabe nadar en los brazos protectores con que la vida nos recibió desde el principio, cuando salimos del lago inicial, para respirar, todo el aire del mundo, en las aguas, centrales, del mar que nos pertenece. Y es de todos.   



A terceira margem do rio

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