Samba sin tiempo
El compartir música puede ser una de las experiencias más placenteras de la amistad, sobre todo cuando es parte de procesos de cambio y evolución. Lo que también pasa con algunas canciones y algunos discos, que saben madurar y transformarse, al ritmo de los tiempos.
El compartir música puede ser una de las experiencias más placenteras de la amistad, sobre todo cuando es parte de procesos de cambio y evolución. Lo que también pasa con algunas canciones y algunos discos, que saben madurar y transformarse, al ritmo de los tiempos.
Diego Oscar Ramos
Este samba que é mixto de maracatú cantan las coristas de Sergio Mendes y siento que Jorge Ben, autor de Mais que nada, debe de estar sonriendo en su morada carioca, escuchando de algún modo sus sonidos que circulan en el mundo, seguramente salidos de un estado de apertura a la música de la calle, la fabela, la playa, la ciudad, la mulata, la loira, el fútbol y la macumba. Con Ben y con Mendes, ambos unificadores de la musicalidad brasilera con el pop anglosajón y la black music norteamericana, siento bien viva la sensación de que el ritmo es una de las maravillas que tenemos como regalo, accesible a cada uno en todo momento. Escucho canciones en la madrugada, la música me da alegría y en los grandes sucesos del grupo Brasil 66 llega el momento en que los arreglos le dan color tropical a la ayuda de amigos a la que le cantaba Ringo abrazado en los melódicos backing vocals de John, Paul y George. Ahora, de madrugada, sus coros amistosos me ofrecen una cita precisa para el estribillo de este texto, que celebra los vínculos con musicalidad que se dan con esos amigos con los que cada encuentro se convierte en una jam session donde es la armonía el pulso de la composición ao vivo. O samba está animado e o que eu quero é sambar cantan otras voces femeninas en relectura hip hop del tema de Ben en Timeless, el disco más reciente de Mendes, hecho de colaboraciones entre artistas de varias generaciones y nacionalidades que refuerza la idea de que la música trasciende geografías, cronologías o fechas de caducidad.Lo mismo pasa, siento con certeza, con las amistades que la vida va uniendo en zapadas atentas a las señales solares del otro, esas que todos tenemos listas para cantar afinados, atentos a la alegría del encuentro, cuando la música fluye.
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