Para muchos hechos, bien valen algunos dichos, que pueden nacer como preámbulo de una entrega a la acción que nos construye, con preciosa desmesura.
Diego Oscar Ramos
Si te contara lo que es. Si te dijera cada gota que se desparrama sobre el cielo. Si te mostrara cada una de las manivelas de lo que se desplaza despacio.
Si me diera hambre en este instante. Si me buscara dentro de barriles de alcoholes eternos. Si me encontrara en sobriedades deslumbrantes.
Si te diera miles de abrazos hipnóticos. Si te señalara lugares donde las nubes descansan y las constelaciones piensan.
Si me desesperara por ya no más desesperarme. Si me aliviara por encontrar en un cajón todos los alivios. Si me iluminara con la palabra que me mira con paciencia.
Si te deseara con la pasión de un cataclismo. Si te tocara con la sed del polen. Si te rugiera con la dulzura de una fiera.
Si me alzara en vuelo real. Si me ofreciera majestades insólitas. Si me regalara potestades cómicas.
Si te abriera portones. Si te expandiera jardines. Si te honrara con claves.
Si me tomo de la mano. Si me llevo hasta el lugar. Si me presto atenciones.
Si te veo al otro lado. Si camino hasta ese sitio. Si te escucho con mis manos.
Nazco. Del otro lado.
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