sensaciones y pensamientos


Escrituras



3.1.10

Contextos y sentidos

¿Qué me quisiste decir?


Desde el lenguaje a la sexualidad, el mundo humano está hecho en base a contextos que regulan y otorgan sentido. Demos entonces un paseo por el universo palpable de las significaciones enmarcadas.




Diego Oscar Ramos





     Todo el sentido depende de un marco, de una contextualización, de la claridad de estar dentro de una región donde los parámetros de comprensión y acción están determinados. Y no hablo aquí de cerrazones, de límites infranqueables o de represiones que deban ser vencidas para llegar a una determinada verdad oculta. Eso puede hasta estar interesante de trabajar, pero dentro del marco de este texto lo que me piden las palabras es hablar de otra cosa, de aquello que sucede porque hay una percepción que lo permite. O aquella percepción que se genera dentro de determinados parámetros que hacen posible que se comprendan algunas simbologías, algunas coordenadas del lenguaje o hasta algunas gestualidades.

     Vayamos caminando juntos, entonces, por los caminos de la clarificación, para que esto que nació para pensar una estructura de la comprensión y de las acciones humanas. Y qué mejor que llamar aquí algunas sensaciones cotidianas, mejor aún aquellas que nos movilizan el cuerpo desde los puntos más poderosos, pidiéndoles ya aquí que nos quedemos con algún punto en común, aceptando entonces que esa región poderosa es la sexualidad. 


     Juntos ya aquí en este marco que empezamos a construir juntos, en este proceso de escritura y de señales al probable lector, propongo convocar aquí una serie de sensaciones corporales donde el marco puede evidenciarse en su grado máximo de placer y de displacer. Sin apelar a ninguna escena de sexo explícito, sí propongo aquí una evocación de momentos dispares, que pueden darse en una secuencia. La escena, en casi microscópico primer plano, muestra la excitación absoluta de un órgano sexual masculino frente a un también excitado órgano sexual femenino. Podría aclarar las acciones que estos dos órganos realizan juntos una vez que se ponen de acuerdo en el encuentro placentero, más si los órganos pensantes de ambos están colaborando con la consumación del deseo real de los cuerpos sin poner traba alguna, ni moral, ni de conveniencia ni de ninguna de las opciones de freno donde la mente suele poner en juego su máxima creatividad. 

       Hasta aquí entonces, todo bien, digamos a la castellanizada brasilian way, hasta que, algo pasa, no sabemos qué lo ha causado, eso será tema de alguna sesión de terapia sexual individual o grupal de la pareja, lo concreto es que el órgano sexual masculino ha perdido de golpe su estado de excitación, una de las causas probables es que haya eyaculado tempranamente, causa suficiente para que quizás hasta sea menos problemático de explicar luego al analista que si se tratara de una repentina caída de la erección. Si esto parece ya un consultorio seximental, vayamos inmediatamente al centro de esta reflexión, que busco ir la cuerpo para provocar una rápida conclusión de un evento del sentido que nos llevaría mucho más tiempo de explicar apelando sólo al intelecto. Aquí la pregunta al cuerpo del lector, en este caso masculino, ya habrá damas que puedan expresar su versión de estos hechos. ¿Alguna vez sintieron como podía perder absolutamente el sentido algo que medio segundo antes involucraba a la totalidad de la sensibilidad corporal? ¿Puede haber una muestra más tajante del poder de una energía que cuando desaparece de golpe? Claro, también puede pensarse el proceso de llegada de la energía, pero hasta en la excitación sexual, cuando se da en instancias plenas, la progresión suele ser la regla, se va dando paso a paso, gesto por gesto, siendo probable que muchas veces no sepamos bien cuándo comenzó, cuál fue la primera letra en esta palabra de cuerpos excitados conversándose a través de caricias suaves. El final puede darse de la forma más beatífica, llegando ambos al climax y continuando con la danza de cuerpos acariciantes afectivos, aún cuando se encuentren en estado de cansancio. Ahí, el pasaje entre distintos momentos es sutil, tan progresivo como el ingreso en el mismo. El conflicto que trae la percepción inmediata del marco de sentido, en este caso del acto sexual y sus movimientos completos, es la subrepticia caída de la excitación, la ruptura del link entre los cuerpos. Si esto acontece, la pareja puede intentar hacer el mismo repertorio de movimientos que habían hecho llegar a la emoción sexual, pero carecerán de sentido hasta que se renueve el vínculo, o sea, cuando se restituya el marco de sentido. Lo que, seamos optimistas, puede acontecer, pero sería interesante que esa pareja tome la señal como tal, como aviso de que algo aconteció que hizo que el marco vincular emocional y sexual se viera rasgado. Seguramente de la atención a este tipo de mensajes dependa una gran cuota de la armonía entre las parejas o, en primerísima instancia, entre cada persona con su más profundo arcón sagrado de las emociones.

      Y es entonces aquí, que hablamos ya de sensaciones y emociones, donde el marco se ha presentado en sociedad, para repetirnos que su presencia está en toda la naturaleza humana. Hablamos entre nosotros de acuerdo a códigos que tienen sentido en contextos determinados, algunos sonidos de algunas lenguas formas palabras similares cuyo significado cambia según el marco de enunciación. Un idioma en sí es un marco con su lógica propia de intercambios, que deben ser incorporados por todo aquel que quiera sentirse parte de un colectivo determinado manejando sus mismos códigos. Esto nos llevaría a pensar la gran mayoría de actividades de los seres humanos, desde la práctica de juegos o deportes, el estudio de carreras universitarias, el ejercer profesiones y ser parte de todo tipo de agrupaciones. Entre ellas, podría nombrar el ser fanático de un grupo musical, una de tantas formas de manifestarse de acuerdo con una serie de características que definirán nuestras interacciones y formas de procurar placer mientras compartamos la zona de materialización del vínculo. Siempre me pareció que una película donde se veía claramente, mostrado además con una típica ironía anglosajona, era Blow up, aquella aproximación del italiano Michelangelo Antonioni al mundo de la psicodelia en auge en el mundo en aquel año de 1966, además de regalarle imágenes e historias expansivas al cuento Las babas del diablo de Julio Cortázar, otro gran explorador de la presencia de marcos de sentido a través de la invención incansable de entes y lógicas burlonas de las maneras en que los hombres organizamos en esta sociedad occidental la total manera de ser y comportarse. Así en la película, un fotógrafo al que le habían ya pasado unas cuantas cosas disruptoras de su chip mental, entra a un club donde está tocando una banda de rock, los Yardbirds, en un histórico momento donde en el escenario tocaban juntos dos de sus máximos guitarristas por única vez en simultáneo, Jeff Beck y Jimmy Page. Lo curioso es que, luego de entrar como visitante sin códigos a ese ritual de hipnótico estatismo en el que los espectadores están como clavados al piso para ser allí sólo receptores de la escena musical que les llega del escenario, algo empieza a transformarlo todo cuando una interferencia en uno de los equipos de amplificación de uno de los músicos, hace que empiece a darse un rito contrario, acontece una escena de frenética rotura de bafle e instrumento, generándose una repentina y enérgica movilización grupal cuando todos pasan a disputarse el resto de la guitarra que el músico arrojó como cierre de su convulsión anímica estética. Como suele pasar en las fiestas de casamiento, donde el ramo suele caer en manos de la mujer que nada había hecho para recibirlo y que quizás por eso llegue con más naturalidad que sesuda premeditación al enlace matrimonial, el mango de la guitarra cayó en manos del fotógrafo. Con el trofeo a cuestas, defendiéndolo con fuerza, salió corriendo del sótano y logró escapar en el segundo preciso. Ya en la superficie, habiéndose percatado de que nadie lo perseguía, hizo lo que suele hacerse con lo que pierde sentido al salirse de su marco, perdió total interés en él. Claro que aquí habría que ver la forma en que lo hace, por qué va de un extremo al otro de las reacciones corporales, de la defensa a costa de su propio cuerpo a arrojar al suelo con desdén lo que antes ocupó una buena parte de su energía. Sin buscar aquí respuestas precisas a la existencia de actos cargados de violencia, la que quizás pueda surgirle al personaje como respuesta probable ante la crisis de sentidos en la que estaba convirtiéndose su vida por determinadas circunstancias que convendría ver en la propia película de Antonioni, traigo el ejemplo cinematográfico por ser tremendamente expresivo para esta enunciación de los marcos que ha usado ya unas cuantas palabras. Mejor ver aquí esas escenas, antes de llevar cada uno a sus sensaciones, esta concreta vivencia de que, desde que salimos del útero, primer marco que conocemos, estaremos una y otra vez interactuando con los demás, a través de marcos que delimitan los sentidos de las cosas que veamos, digamos o hagamos. Es así como son las cosas, y si alguien quiere hablar aquí de libertades, de rebeldías o creatividades, sepamos también, que estaremos hablando de gestos que buscarán entrar, rasgar o construir nuevos marcos. Aunque usted no lo crea.        


2 comentarios:

Anónimo dijo...
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
Anónimo dijo...
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.